Sonrío amplio cuando entro a la habitación y
encuentro a mi marido quitándose la ropa de trabajo. Paso mi lengua por mis
labios al ver como los músculos de sus brazos y espalda se contraen con el
movimiento al quitarse la camisa.
Aspiro profundo, aun huele un poco a su
colonia, pero mezclado con el sudor del día de trabajo. Muerdo mi labio
inferior al sentir como mi entrepierna aprecia su olor.
Volteo a ver al tocador, sonrío
cuando veo algo que podría usar. De nuevo mi atención se centra en él cuando
escucho el ruido de tela y monedas caer al piso. Se ha quitado sus pantalones.
No puedo resistirme más, rápido camina hacia
el tocador, tomo la pequeña botellita y entonces me dirijo hacia él.
— ¿Angelito?- voltea sorprendido al notar mi
presencia
— Hola mapachito- sonrío coqueto mientras
enredo mis brazos alrededor de su cuello— ¿cansado?- le pregunto mientras le
doy algunos besos en los labios y nariz
— Un poco…
— ¿Tenso?
— Mmm… si… - contesta un poco ocupado
respondiendo mis besos
— Tengo la solución para eso…- susurro
— ¿En serio?
— Ujum…
Comienzo a empujarlo hacia la cama hasta que
cae de espaldas. Muerdo de nuevo mi labio al verlo tirado ahí, casi desnudo,
con solo sus bóxers cubriendo sus partes. En realidad sería mejor si estuviera
desnudo.
Así que simplemente tomo el elástico de su
ropa interior y tiro de los boxers a través de sus piernas hasta dejarlo
desnudo.
— Angelito, ¿qué tienes planeado?- sonrío
No contesto, trepo a la cama
junto con él, me siento sobre sus caderas a horcajadas y lo escucho dejar salir
un leve gemido al sentirme en su pene que ha comenzado a tomar vida. No puedo
resistirme y muevo un poco mis caderas provocándolo más.
— Angelito…- murmura, me inclino para
susurrarle al oído
— Voltéate…- frunce el ceño
— ¿Huh?
— Que te voltees hombre, no eches a perder el
momento- le repito con mis manos en la cintura
— Está bien, está bien- contesta a
regañadientes
Me levanto solo lo suficiente para dejarlo
darse la vuelta en la cama, dándome la espalda, vuelvo a sentarme sobre él,
pero esta vez sobre sus glúteos.
Abro la botellita que tomé del tocador y
vacío un poco del aceite de esencia sobre la espalda. Kangin brinca un poco al
sentir el frío. Voltea sobre su hombro para verme.
— Oh cielos, si…- murmura apenas mis manos
tocan su espalda y comienzan a esparcir el aceite
No soy experto, pero a mi mapache le gusta
que le de masajes, así que entre nuestras pertenencias nunca puede faltar un
frasquito de aceites para estos momentos íntimos entre nosotros.
Recorro su espalda con mis manos, delineando
los músculos que se marcan en su espalda. Suspiro hondo al ver lo perfecto que
es, no puedo creer la suerte que tuve al casarme con él, no solo es un
excelente padre para nuestros hijos y un extraordinario marido, sino que
además, a su edad, aún se ve realmente bien.
Y se siente mucho mejor…
Me inclino un poco, no puedo resistir la
tentación y muerdo un poco el musculo en su hombro. Lo escucho reírse.
— Angelito… no empieces- muerdo mi labio, aún
inclinado sobre él sin dejar de masajear su espalda, cerca de sus glúteos
— Solo estaba probando la mercancía – le digo
al oído
— ¿Sí? Pero tu bien sabes que mi lema es “si
la pruebas la compras”- sonrió
— No sé, no estoy convencido de comprar, tal
vez…- aprieto uno de sus glúteos haciéndolo saltar- necesito probar un poco más…
Me deslizo poco a poco hasta quedar frente a
sus glúteos, sonrío travieso cuando lo veo levantarse un poco para ver por
encima de su hombro lo que estoy haciendo. Me inclino más sin dejar de verlo y
doy una leve mordida en su glúteo derecho.
— Angelito…- gime- mira que no respondo
Tomo un poco más de aceite y esta vez lo
vierto sobre sus glúteos, de inmediato comienzo a esparcirlo con mis manos,
masajeando al mismo tiempo, bajando por sus muslos.
— Dios… sí…- lo escucho gemir satisfecho
Mi pobre mapache pasa demasiadas horas en esa
tienda, aunque él es el dueño ahora de la franquicia, aún sigue estando al
pendiente de todo, a mi marido le cuesta mucho trabajo delegar sus
responsabilidades. Es por eso que yo siempre busco estas oportunidades para que
se relaje y disfrute de mis atenciones. Y bueno, yo también disfruto…
Casi caigo de la cama cuando Kangin se gira,
uno de sus brazos logra sostenerme antes de caer. Me río un poco por lo
ocurrido.
— Ten cuidado…- le digo dándole una palmadita
en el pecho
— Lo siento, solo quiero un poco más de
atención- me dice señalándome con la mirada hacia abajo
Frunzo el ceño sin entender muy bien, pero
basta con seguir su mirada para darme cuenta que está señalándome su ya muy
evidente erección. Ruedo los ojos.
— Kangin…
— Lo siento angelito, pero es que tus manos
son celestiales- me río
— Bobo- le doy otra palmadita en el pecho
— Mmm- gime— aunque prefiero que me las des ahí- mueve sus
cejas de forma sugestiva, de nuevo ruedo los ojos
Kangin es un pervertido, pero eso me encanta.
Me río un poco mientras busco de nuevo la botella de aceite. Vierto un poco
sobre mi mano y estoy a punto de tomar su erección cuando su mano me detiene.
Eso me ha sorprendido un poco, volteo a verlo
sin entender que pasa, él se ha quedado quieto por completo, como si intentara
escuchar algo.
— ¿Qué ocurre?- le pregunto
— ¿No escuchaste?- frunzo el ceño
— ¿Qué cosa?
— Ruido afuera de la puerta
— No amor, no hay nadie en casa- sonrío- los
niños no están
— ¿Niños?- Kangin levanta una ceja, me
sonrojo
— Bueno, los muchachos- no me acostumbro a
que mis bebés ya crecieron— Jun Young dijo que tenía algo de trabajo, Kwanghee
está con Kevin y Dong Jun dijo que tenía entrenamiento o algo así- le explico,
Kangin sonríe de nuevo, ésta vez como si estuviera a punto de hacer una
travesura
— Eso es genial, ahora- señala hacia su
erección- ¿en que estábamos?- sonrío
Niego con la cabeza, con una sonrisa en los
labios. Lo escucho gemir cuando mi mano llena de aceite cubre su pene y
comienzo a moverla a lo largo del mismo, masajeándolo. Kangin abre un poco más
sus piernas para darme espacio.
Sin dejar de mover mi mano sobre su eje, me
coloco entre sus piernas, levanto la vista para encontrarme con sus ojos que me
observan fijamente, oscurecidos por la excitación. Adoro como se ven sus ojos
cuando está nublado por la pasión.
Me inclino aún más, mi lengua rozando la
cabeza de su pene, poco a poco la paso por todo su eje hasta que mi boca se
empieza a hacer cargo todo…
— Ropa…- murmura, frunzo el ceño
— ¿Qué?- pregunto dejando salir su pene de mi
boca
— Ropa…- vuelve a repetir señalándome, bajo
la mirada
— Oh…- sonrío cuando entiendo lo que quiere
decirme
Sin dejar de acariciar su pene, con una mano
desabrocho los botones de mi camisa y poco a poco la deslizo por mis hombros,
dejándola caer a un lado. Se me ocurre una idea, tomo la botella de aceite y
vierto un poco sobre mi pecho. Con mi mano lo esparzo dejando mi pecho
resbaloso.
— Sssi…- susurra sin dejar de verme
— ¿Te gusta?- le pregunto coqueto
— Tu siempre angelito, siempre…
Sí, tener un marido que te diga siempre que
le gusta lo que ve realmente levanta tu autoestima. Espero que mis bebés
encuentren a un hombre tan bueno como su papá. Sacudo la cabeza para sacarme de
la mente a mis hijos, ¡no es el momento de pensar en ellos!
Pego mi pecho sus caderas y lentamente me
deslizo hacia arriba, restregando mi pecho con el suyo. El movimiento se
facilita con el aceite que vertí en los dos, y además se siente realmente bien.
— Nnn… - dejo salir un gemido ahogado cuando
mi pene roza con el suyo
— Oh, ssii… - Kangin me sujeta de las caderas
y me detiene – eso es bueno, muy bueno…- susurra mientras comienza a moverme
encima rozándonos por completo
— Kangin…- gimo sujetándome de sus hombros— se…
se supone que… Dios…- murmuro— se supone que es un masaje…
— Si, me gusta éste masaje…- sonríe sin dejar
de balancearme arriba y abajo
— Pero yo aún tenía algo más preparado…-
jadeo
Kangin de pronto se detiene al escucharme. Aprieta
los labios mientras yo intento recobrar la compostura.
— ¿Hay más?
— Si…- tengo la respiración agitada
— ¿Qué cosa?
— La tina…
Kangin se queda callado, viéndome fijamente a
los ojos, mi cuerpo sube y baja al ritmo de su respiración, aún sigo sobre su
pecho. Lo veo pasa saliva, sus manos me sujetan con mayor firmeza de las
caderas.
Y cuando me lo espero se gira para sentarse en
la cama. Como puedo me sostengo de su cuello y enredo mis piernas alrededor de
sus caderas.
— ¡Aaah! – No puedo evitar gritar— con
cuidado mapache- me quejo
— Lo siento, lo siento…- sonríe— solo sujétate
bien- sonrío amplio
— De acuerdo
Hago lo que me dice, Kangin se impulsa para
levantarse de la cama, y así, completamente desnudos, cargándome, camina por la
habitación, abre la puerta y sale al pasillo para ir hasta el cuarto de baño.
Por eso es importante que los niños no estén en
casa cuando quiero preparar algo especial, no hay mucha privacidad en nuestro
pequeño hogar, y Kangin suele ser bastante impulsivo en el sexo, de lo cual no
me quejo para nada.
Estoy riéndome a carcajadas por la situación.
Me sostengo fuerte de él, levanto la vista hacia el pasillo, la luz de la sala
está encendida y eso llama un poco mi atención y…
— ¡Oh por Dios!- grito fuerte, y no lo hago
solo, la persona parada al final del pasillo también lo hace
Kangin se detiene por completo. Se mantiene
así, de espaldas a la persona en el pasillo. Por lo menos no puede ver nuestras
partes íntimas en ésta posición.
— ¡Aaaaah! ¡Mis ojos!- grita- ¡¿Por qué tengo
que ver ese trasero peludo?!- ruedo los ojos
Suspiro hondo.
— ¡¿Qué haces aquí Eun?!
— Tu hijo me dejó pasar- contesta
¿Huh? ¿Mi hijo? ¿No estábamos solos?
Puedo sentir a Kangin tensarse al escuchar
que uno de nuestros hijos estaba en casa, así que paso mi mano por su espalda
para tranquilizarlo.
— ¡Iuuuu! ¡No hagas eso enfrente de mí!- mi
hermano se queja- ¡Oye gorila! ¡Si quieres te regalo una rasuradora eléctrica
para que rasures tu trasero!
Escucho a Kangin gruñir, se gira bruscamente
haciendo que me sostenga con más fuerza de su cuello.
— ¡Mira babuino…!
— ¡AAAAAAAHhhhh! ¡Noooo! ¡Le he visto el
trasero a mi hermano!
Apenas dice eso, Kangin se gira de nuevo.
Puedo sentirlo muy enojado y tenso por la situación. Estoy comenzando a perder
la paciencia.
— ¿Por qué andan por la casa así? ¿Qué no
saben que cualquiera los puede ver? ¡Dios! ¿Nunca van a aprender a ser
discretos?- ruedo los ojos, como si él fuera discreto en este tipo de cosas
— Ya Eun, ¿qué haces aquí?- exijo
— ¿Huh?
— ¡¿Por qué estás en mi casa?!- Kangin grita
— ¡Ah! Sí, ya recordé, no es para que te
enojes gorila- voltea a verme a mí— creo que lo mío puede esperar, quería hacer
negocios con ustedes, voy a cambiar mi auto y estaba pensando que tal vez
ustedes quieran comprar el que tengo actualmente, ya no necesitan la camioneta,
y este auto sería solo para ustedes dos y…
— ¡Después hablamos babuino!- Kangin lo
interrumpe
— Sí, sí… ya me voy- mi hermano rueda los
ojos
Se gira dándonos la espalda y camina de
regreso a la puerta para salir.
— Rayos… nunca voy a acostumbrarme a ver a mi
hermanito con ese gorila…- lo escucho balbucear
No puedo evitar sonreír. Eun sigue siendo el
mismo, durante toda la conversación que tuvimos pude ver su vena en la cien
saltada y palpitando, aguantándose las ganas de golpear a Kangin. Estoy
orgulloso de él, pudo controlarse, ha entendido que Kangin y yo estamos
casados.
Suspiro hondo cuando lo veo salir de la casa.
Mi atención de nuevo se centra en mi marido
cuando lo escucho carraspear. Sonrío cuando me hago hacia atrás para ver su
rostro.
— Ya se fue, ahora llévame al baño mapache-
le doy un beso en los labios
No le digo dos veces cuando ya estamos ahí. Sonrío
orgulloso cuando veo la espuma aún en la tina, los pétalos y las copas de vino
a un lado.
— Pensaste en todo angelito- Kangin besa mi
cuello y eso me hace estremecer
— Ujum…
Con cuidado entra a la tina y lentamente baja
hasta llegar al nivel del agua para sumergirnos en ella. Los dos dejamos salir
un suspiro al sentir el agua fresca y el olor de los aceites que puse en la
misma.
— Te amo angelito, siempre lo voy a hacer- me
susurra sobre los labios antes de comenzar a besarme más apasionado
He quedado sentado sobre sus caderas, mi
entrada rozando su pene, así que comienzo a mover mis caderas para provocarlo. Lo
escucho gemir de nuevo, sonrío en el beso.
— Te gusta provocarme ¿verdad?- gruñe
— ¿Yo? Pero si solo estaba intentando
acomodarme- contesto fingiendo inocencia
Kangin vuelve a gruñir, sujeta mis caderas
con firmeza y esta vez es él quien me mueve para rozar su pene en mi pliegue.
— Kangin…- jadeo
Puedo sentir su pene rozando mi entrada y eso
me hace desear que entre. Tengo la respiración agitada, puedo escuchar la de él
en mi oído igual de agitada.
Una de sus manos rodea mis glúteos, hacia mi
entrada, uno de sus dedos juguetea haciéndome desesperar. Empujo mis caderas en
busca de ese dedo. Escucho a Kangin reír un poco antes de lamer mi cuello.
Ese simple acto me hace estremecer y me
distrae, lo cual aprovecha para insertar su dedo.
— Kangin…- jadeo de nuevo
Mueve su dedo en mi interior, entra y sale en
diferentes ángulos buscando mi punto dulce hasta que lo encuentra. Estoy agitado,
mis manos aprietan sobre su hombro mientras disfruto de la sensación de sus
dedos, agrega uno a uno hasta que me ha dilatado lo suficiente.
Pronto los sustituye con su pene. ¡Dios! Como
amo la sensación de tenerlo dentro. Pude haber tenido muchos novios antes de
Kangin, pero jamás uno que pudiera satisfacerme como lo hace él. Ninguno llegó
a mí en todos los sentidos, en cuerpo, corazón y alma.
— Te amo Kangin…- susurro antes de pegar mis
labios a los suyos
Nuestras respiraciones se agitan, me impulso
con mis piernas para subir y bajar en su eje, Kangin me sujeta de las caderas y
sube a mi encuentro en armonía con mis movimientos, tan profundo, que en cada
embestida me hace estremecer.
— Ssi… así amor, así…- susurra en mi oído
Una de sus manos comienza a acariciar mi pene
que empieza a doler de la excitación. Unas cuantas caricias y esto al borde del
orgasmo. Dejo caer mi cabeza en su hombro, aprieto mis labios intentando
contener un poco más de tiempo el clímax, pero no puedo, simplemente dejo salir
un gemido más fuerte y lleno su mano con mi esencia.
— Eso ángel, eso… mi hermoso ángel…- sonrío
con las palabras dichas en mi oído
Kangin sube unas cuantas veces más antes de
terminar dentro de mí. Nuestras respiraciones están agitadas, sonrío satisfecho
de sentir la esencia de mi marido en mi interior, llenándome.
— Te amo…- de nuevo susurra antes de darme un
beso en el hombro
Lo siento moverse un poco, gimo porque aún
está dentro de mí. Pero pronto regresa a su lugar. Me separo un poco para verlo
a los ojos. Kangin pone frente a mí una de las copas de vino. Chocamos las
copas antes de tomar un trago y nos damos un beso después.
El momento después del sexo siempre es tan reconfortante.
Me hace sentir tan relajado y en paz que podría quedarme todo lo que resta del
día en ésta posición.
Suspiro hondo recargando mi cabeza en su
hombro.
— Oye ángel
— Mmm
— ¿Tu hermano dijo que uno de nuestros hijos
lo dejó entrar?
Levanto la cabeza de nuevo, estoy un poco
preocupado.
— Sí, eso dijo
— Oh rayos, ¿Nos habrá escuchado?
— No sé, eres bastante ruidoso mapache
— ¿Yo?
— Yo tenía mis manos y boca ocupada- sonrío
Con eso lo he dejado callado y eso me hace
sentir orgulloso de mí mismo. Aunque aún estoy un poco preocupado, ¿Quién estaba
en casa? Se supone que los tres estaban fuera. ¡Diablos! Solo espero que no
haya sido Dong Jun, ¡es un bebé para ver o escuchar a sus papás haciendo estas
cosas!
1 Comentarios
Hubo acción xD y lo ame, Teuk pensando en todo, masaje, tina, vino, tan bonita esta pareja <3
ResponderEliminarPero claro no podia faltar la parte incomoda/comica jajajajaja que Eunhyuk los encontrara en ese momento xD, ya deberia haber aceptado que Leeteuk esta casado con Kangin, llevan años juntos! Pero bueno, la verdad también me divierten sus peleas.
Pero quien de sus hijos habrá dejado pasar a Eun, bueno la verdad poco les importo en el momento, yo también espero que no hubiera sido Dongjun, pobre del chico, de por si tiene problemas para aceptar sus sentimientos u.u