Coleccionando Besos... Capitulo 01

Deslizo poco a poco mi mano por su cabello, sintiendo entre mis dedos la suavidad del mismo, debe cuidarlo muy bien. Aspiro un poco, un leve aroma llega a mis fosas nasales. Manzana y canela, el aroma del shampoo.

Frunzo el ceño y concentro mi atención de nuevo en lo que estoy haciendo. Muevo mis labios un poco, tocando los suyos. Son suaves al igual que su cabello, y con un ligero sabor a menta. Ladeo mi cabeza para tener mejor ángulo.

Mi lengua recorre con entusiasmo sus labios, y pronto éstos se abren para dejarme explorar el interior de su boca.

Sus labios se vuelven más activos, demandantes, hasta cierto punto asfixiantes.

Aunque no me quejo, éste beso está ubicado dentro de aquellos que tienen la posibilidad de convertirse en un mejor beso si en verdad me llega a gustar más la persona. Quizás hasta logre enamorarme de él.

Si no fuera tan pasional, estaría ubicado junto con aquellos besos que son buenos, para provocar un poco de pasión y una muy buena noche de sexo, pero nada más. Si mi mente estuviera vagando más allá de solo pensar en el beso, entonces estaría dentro de aquellos besos que me hicieron sentir culpable por hacerle perder el tiempo al chico.

Me separo un poco, sonrío, observo los hermosos ojos que me ven ilusionados. Mi vista se desvía a los labios hinchados por el beso, humedecidos y un poco rojos.

-Debo irme- susurro- es una lástima que tenga que viajar mañana temprano, sino…-

-Está bien…- muerde su labio- pero nos volveremos a ver, ¿verdad?- sonrío

-Claro… en cuanto regrese te llamo- le doy un rápido beso en los labios, dejo dinero en la mesa para pagar la cuenta y salgo de ahí

En realidad no tengo que hacer ningún viaje, simplemente que no quiero terminar la velada llevándolo a mi departamento.

Cierro la puerta detrás de mí mientras quito mis zapatos al entrar a mi departamento. Veo parpadear la luz de la contestadora y eso me hace ir hacia el teléfono para oprimir el botón para escuchar los mensajes recibidos.

Quito mi chaqueta mientras mensajes de amigos invitándome a salir éste fin de semana comienzan a escucharse. Voy a la cocina por un poco de agua fresca cuando el último de los mensajes se escucha.

“Cariño, soy mamá”

Mi atención se centra en ese mensaje en específico.

“La abuela está enferma y ha pedido ver a todos sus nietos. Por favor, debes venir al rancho éste fin de semana, está muy débil y posiblemente sea la última oportunidad que tengas de verla con vida. Te quiero cariño”.

Me quedo frente al refrigerador pensando en el mensaje de mi madre. Los recuerdos de mi niñez en el rancho de la abuela me hacen sonreír por un momento. No solo porque mi abuela siempre fue una mujer cariñosa con sus nietos, sino por el recuerdo de aquel último otoño.

La nostalgia y el querer ver a mi abuela me han hecho empacar dos cambios de ropa y salir rumbo al rancho, al final no le he mentido Jae, si he salido de viaje temprano.

Apenas llego, mi madre me recibe con un fuerte abrazo, hace algunos meses que no la veo, por lo regular paso la mayor parte de mi tiempo en la ciudad, regreso al rancho solo cuando es muy necesario.

No soy el primero en llegar, algunos familiares ya están ahí, tías, tíos y algunos primos que para ser sincero ni siquiera conozco bien, y ahora convertidos en adultos ni siquiera reconozco. Además, mi abuela es una mujer muy querida por los alrededores y su rancho nunca ha estado vacío.

Si no hay familia, hay vecinos cercanos visitándola, y en ésta ocasión no es la excepción. Tal vez por eso es que nunca supe quien fue ese niño.

Flahsback

-Si dejas de llorar te doy un beso- el niño de nuevo abre los ojos muy grande, evidentemente sorprendido

-¿Qué?- sonrío, ha dejado de llorar, así que simplemente cumplo lo que he dicho

Me levanto un poco para poder acercarme y le doy un rápido beso. Solo nuestros labios se tocan, ambos estamos completamente inmóviles. Pero para nuestra edad, definitivamente esto es un beso que hace que todo a nuestro alrededor parezca un sueño.

Me hago hacia atrás un poco, para ver el rostro del pequeño niño demasiado sorprendido, sus mejillas rojas.

-Yyo…- quiero preguntarle su nombre

-¡Hyunie!- volteo hacia el rancho cuando escucho a mamá llamarme

Me pongo de pie rápido, un poco temeroso de que nos haya visto besándonos. Hasta yo sé a esa edad que dos niños no deben besarse. Veo a mamá aproximarse y eso hace que mi corazón se acelera nervioso, volteo a ver al niño en el columpio y de nuevo a mamá.

Termino por correr hacia mi madre para evitar que llegue hasta el columpio. Antes de entrar al rancho de nuevo con mamá, volteo hacia el columpio, pero ya no hay nadie, solo el viento lo mueve un poco.

-Mami- le pregunto a mamá cuando la ayudo a meter nuestras maletas al auto

-¿Si?-

-¿Sabes si además de mi había otro niño hoy en el rancho?- mamá se detiene un poco, frunce el ceño pensando un poco

-No estoy segura cariño, ya sabes cómo es la abuela, deja que todos vengan a jugar a los alrededores-

Y ahí se fue mi posibilidad de saber su nombre

Fin Flashback

Toco levemente la puerta de la habitación de mi abuela. Escucho su voz que me dice que pase, sonrío cuando la veo sentada en su cama, con sus cabellos blancos y su bata rosa. Me acerco para darle un beso en la frente.

-Condenado muchacho, tengo que enfermarme para que vengas a verme-

-No es cierto abuela, sabes que…-

-Cada seis meses Hyun Joong, es demasiado tiempo lejos de tu familia, ¿Qué haces en la ciudad tu solo?- sonrío un poco

-Nada abuela, extrañarlas como loco- le doy otro beso en la frente

En realidad no creo que le guste mucho mi respuesta. “Soy gay, y salgo con chicos buscando ese alguien que me haga sentir lo que ese beso me hizo sentir cuando era niño”.

-Eres un socarrón…- me pellizca las mejillas, yo solo sonrío

-Lo sé, pero te quiero abuela-

-Y yo a ti…-

Me siento más tranquilo al verla tan animada, en realidad no se le ve enferma, pero aun así me alegra de haber venido al rancho. He tenido la oportunidad de saludar a familiares que ni siquiera sabía que tenía.

-Saldré a caminar un poco- aviso a mi madre antes de salir por la puerta trasera

Lo que más me gustaba de éste lugar cuando era niño, era lo inmenso que parecía el terreno, y lo tenía todo a mi disposición para correr y jugar.

Sonrío al ver a lo lejos el lago, brilla un poco con el reflejo del sol que está comenzando a ocultarse. Busco entre los árboles aquel del cual cuelga el columpio de mis recuerdos. Me quedo congelado por un momento cuando la imagen de aquel niño parece dibujarse frente a mí.

Pero aclaro mi mente al darme cuenta que no puede ser posible que sea el mismo niño. Camino rápido hasta ahí. Mientras más me acerco, más se aclara mi visión. No es un niño, es un chico, pero al igual que hace algunos años, puedo ver como una de sus manos limpia algunas lágrimas que ruedan por sus mejillas.

Me detengo por completo a unos cuantos metros de él. De pronto se da cuenta de mi presencia y gira su rostro hacia mí. Luce sorprendido. Baja la mirada apenado cuando se da cuenta de que lo he visto.

-Hola- sonrío- lo siento, no quería ser inoportuno- le digo

-No, no fuiste inoportuno…-

El mismo sentimiento de cuando era niño se hace presente, el ver sus ojos llorosos me hacen querer consolarlo.

Me pongo de cuclillas frente a él. Como reflejo se hace hacia atrás un poco sorprendido.

-¿Por qué lloras?- hace una mueca

-Tonterías…- contesta, suspira hondo al mismo tiempo que voltea a ver el lago- éste lugar siempre me ayuda a olvidar los malos ratos- sonríe un poco

Y debo admitir que su sonrisa me parece la más hermosa que he visto antes, inocente y un poco angelical.  

-Te ves feo cuando lloras…- voltea a verme sorprendido

-¿Cómo?- de pronto me doy cuenta de lo que he dicho y me siento avergonzado

-Lo siento, no quise decir eso… yo…- respiro hondo- es solo que tienes los ojos y la nariz roja- señalo su rostro- no se ve bien-

-Oh…- lleva sus manos a su rostro

-Si dejas de llorar… te doy un beso…-

Las palabras salen sin pensarlo. Tal vez sea la situación, el que todo es como hace unos años, y mi memoria me hace recordar cada una de mis palabras.

El chico me ve muy sorprendido. Yo, solo sonrío un poco antes de inclinarme hacia él y rozar mis labios con los suyos…

Y dime ahora que hago aquí coleccionando besos

con estas ganas de darte lo que gritan mis silencios

y es que no hay nada más triste que no haberme dado cuenta