Colaboración: My Rain and You... Capitulo 27


Había tanto dolor y tantas lagrimas
Pero en el cielo oscuro
Las estrellas están brillando.
… Bye Bye Sea


El viaje fue tranquilo, con pilotos experimentados como Ryeowook y Pilar, que el clima fuera muy bueno; hizo que tuvieran un viaje sin imprevistos. Heechul se había quedado dormido la mitad del viaje, pues seguía sintiéndose agotado. Siwon tuvo que despertarlo un poco antes que el avión aterrizara.

- ¡Hola amor! – Siwon lo tenía abrazado.

- ¡Hola Simba! – respondió Heechul el saludo algo adormilado todavía, pero una leve sonrisa se dibujó en su boca al ver en dónde se encontraba.

Despertar entre los brazos de Siwon, le decía a Heechul que no era un sueño, que realmente había pasado. Que ahora era esposo de Siwon, se encontraban camino a vivir su vida y ser felices. Ansiaba que todos sus despertares fueran como ése, Siwon sosteniendo su cuerpo entre sus fuertes brazos, con su mano acariciando su rostro y después ese ardiente beso que le dejaba sin aliento dándole los buenos días.

- Ya casi llegamos, ¿dormiste bien?

- Muy bien. – dijo un Heechul algo más despierto.

Una de las azafatas se acercó a anunciarles que tenían que abrocharse los cinturones. Siwon le colocó el suyo a Heechul y después a él mismo. Antes de que se dieran cuenta ya se encontraban en la pista de aterrizaje, dando vuelta para colocarse en el área de descenso del avión.

Antes de descender, se despidieron de Ryeowook y Pilar, agradeciendo su ayuda. Heechul se había ganado una amiga con la cual mantendría contacto en aquel país que era nuevo para él. Y entre broma y broma todos se despidieron, Siwon y Heechul se retiraron pues tenían que registrar su llegada y esperar al contacto de la embajada que vendría por ellos.

Entrar al aeropuerto fue un alivio para ambos, aunque habían llegado en un día lluvioso y algo frío. Los recibió el olor de la tierra mojada, la humedad y los pinos que rodeaban la pista de aterrizaje y aunque para algunos fuera un pésimo día; en Heechul logró calmar sus nervios de encontrarse por fin en ese nuevo país.

El ver que no era tan diferente de donde venía, pues lo más importante lo llevaba a un lado suyo, se dijo mentalmente que donde estuviera Siwon, ése sería su hogar. Un suspiro de su parte alerto a Siwon de su estado, siempre al tanto de lo que le pasaba. Apretó su mano fuerte y con la otra le ayudó con la pequeña maleta que llevaba en sus manos.

Luego de pasar por migración y aduana, afortunadamente no llevaban muchas cosas en las maletas, por lo que no tuvieron problemas con aduana. Una vez hecho todo los tramites, se dirigieron hacia la puerta de salida donde se supone que los esperarían.

Un hombre de traje gris los esperaba ahí, tenía un cartel en sus manos con sus nombres. Se acercaron a él identificándose, ésta persona les dijo que un coche esperaba por ellos en la salida de aquel aeropuerto. Antes de salir, Siwon hizo vestir a Heechul algo más abrigado y él mismo se cubrió con algo más, pues no estaban acostumbrados a aquel frío; tardarían un poco en adaptarse a él.

El viaje en auto fue lo mejor, ver la ciudad, las grandes calles y los parques que abundaban, pero sobre todo el ir y venir de la gente a Heechul le pareció fascinante. Era una libertad que él deseaba experimentar.

Al llegar a la embajada Coreana, fueron recibidos por la persona que Jay les había contactado. Yesung ya los esperaba en una sala del quinto piso de aquel edificio, algo apartado de las demás oficinas. Con semblante serio, a Siwon y Heechul les pareció algo intimidante al comienzo.

- Bienvenidos a su nueva vida…


***


Antes de ser un cónsul para la embajada coreana, Yesung tuvo una vida difícil en su natal país Corea. Su familia fue asesinada por la mafia en aquel país, una confusión, un trágico error que dejo a Yesung huérfano cuando aún era muy joven, un adolescente cuando sucedió aquello.

Sin embargo fue testigo de todo reconociendo a los atacantes de sus padres. Valientemente a esa edad se enfrentó a tediosos juicios e injustos interrogatorios, enfrentándolo todo tan sólo con el apoyo del estado. Ya que la familia que le quedaba no quiso hacerse cargo de ayudarle por temor a represalias.

Una cosa mantenía en mente Yesung en ese entonces: Justicia.

Misma que llevo a esos maleantes a la cárcel y cumplir su condena por asesinato con la pena máxima. Las contundentes pruebas no fueron suficientes para que las familias de éstos quedaran conformes e intentaran hacer de la vida de Yesung algo insoportable.

El estado optó por enviarlo a un internado, donde estuvo el resto de su adolescencia hasta la universidad. Siempre solo, pero jamás fue desagradecido. Ya que tomaron lo que sus padres le dejaron y le dieron la mejor vida que podía tener. El mejor colegio, las mejores vacaciones y jamás le negaron apoyo.

Al terminar la carrera universitaria, Yesung tomó conciencia que su vida nunca sería normal, que jamás seria el mismo. No le quedo ningún trauma, sólo se culpaba no haber podido hacer más por sus padres, pero esa misma culpa lo llevo a querer ayudar a los demás que estuvieran en su situación.

Por ello fue que gracias a sus magníficos estudios y a la protección que recibió del estado, que pronto recibió oferta de empleo por parte del gobierno Coreano.

Yesung pensó que por fin podría dejar atrás todo aquello que vivió en su país, pero su pasado le perseguía. Se dio cuenta que era difícil de olvidar, no los momentos difíciles, no, esos los tenía muy profundos y enterrados en sus recuerdos. Los momentos felices que vivió con sus padres entes de toda la tragedia fue lo que lo hizo flaquear.

Por mucho tiempo estuvo deprimido, comenzó a trabajar en la embajada dando lo mejor de sí mismo, pero los recuerdos no se iban, sentía que su vida no avanzaba con el habría deseado. Hasta que una luz ilumino su vida.

Kida llegó como apoyo a la embajada un día. Una chica llena de energía, sonrisas y buenos deseos. Su apoyo era en el área de investigación, su especialidad eran los infantes perdidos.

Yesung se enteró que Kida no había vivido siempre en Canadá, la pobre fue víctima de tráfico de menores que la llevo aquel país. Rescatada en uno de los operativos, vivió toda su infancia en un orfanato hasta que por fin un día fue adoptada. Sin vestigios o pruebas de que alguien la buscara, que perteneciera a algún país, pues ella era un bebé cuando sucedió su tragedia.

Identificado con el pasado de aquella chica de tierna sonrisa y mirada chispeante, Yesung buscó acercarse más a la ella.

Pero Kida tenía sus propios planes, pues desde que lo vio, Yesung fue objeto de su interés. Viéndolo siempre serio y muy profesional en su trabajo, se vio atraída por aquella personalidad algo retraída de él, por la tristeza que a veces dejaban ver sus ojos.

Siempre que lo veía trataba de sacarle una sonrisa, le molestaba con tontas preguntas y cuando tenía prisa con picarle las costillas era suficiente para sacarle una sonrisa de los labios a Yesung y alegrarle por completo el día.

Una salida bastó para que ambos se dieran cuenta que eran su otra mitad, lo que les hacía falta a su vida. Kida jamás estuvo tan consiente de alcanzar la felicidad y de obtener lo que tanto deseaba, echar raíces. Formar su propia familia, la que tanto la vida le negó.

El escuchar de boca de Yesung como había sido la suya antes de su tragedia, le hacía saber que éste también deseaba formar una familia. Cuando tuvo conciencia de lo que había sido de su vida, Yesung supo que Kida era lo que le hacía falta para ser completamente feliz, por eso no lo pensó mucho.

Una tarde de primavera, Yesung invito a Kida a conocer su nueva casa. Después de años de trabajo por fin había podido adquirir una en aquel país y en los suburbios de la capital, para dejar de vivir en los apartamentos que les prestaba la embajada. Su propia casa era solo el comienzo.

Emocionada y feliz por el logro de Yesung, Kida recorrió cada cuarto y rincón de aquella casa vacía de dos pisos. Bajando las escaleras, Yesung se encontraba al final de ellas con sus manos en la espalda y una actitud algo extraña para Kida por lo que se detuvo. Y justo en ese momento, Yesung le pidió que se casara con él, mostrándole un bello anillo.

Le confesó que compró ésa casa pensando en ella, en formar una familia y comenzar a ser feliz completamente. Kida no dudó en aceptar, era la persona que amaba y con la cual deseaba echar raíz.

Yesung se sentía el hombre más afortunado del planeta, la joven más hermosa del planeta estaba en sus brazos llorando de felicidad y era suya, había aceptado casarse con él. Su vida se iría en hacerla feliz, nunca sintió como un verdadero hogar aquel país hasta ese día.

Hacía ya cuatro años que estaba casado con Kida, tenían una hermosa pequeña de un año la cual era su adoración.

Seguía creyendo que su ayuda podía cambiar un poco la vida de las demás personas que se enfrentaban a lo mismo que él enfrentó. Justo como ahora, que se encontraba frente a Siwon y Heechul. Aunque pensándolo bien, ellos lo llevaban más fácil pues se tenían el uno al otro, aún así, no dudó ni un momento en ayudarles como Jay se lo pidió.

Jay, de no ser por su esposa no lo habría conocido. Primero sintió celos de él, después su esposa le confesó que era uno de sus tantos primos, familia de los padres que la adoptaron. Y desde entonces lo aceptó como familia, lejana pero al fin familiar.

Y no sólo por eso es que los ayudaba, Jay había influido desatando la maquinita, pero Yesung se había decidido que su vida la dedicaría a ayudar aquellos que como él abandonaban su país buscando ser felices.


***


- Entonces… Bienvenidos a su nueva vida. - con una hermosa sonrisa, fue el recibimiento que tuvieron de Yesung.

Esa sonrisa junto con las palabras los hizo sentir que estaban más cerca de comenzar a vivir como ellos deseaban. No sólo su historia era inspiradora, Siwon por fin se sintió tranquilo pues con esto estaba convencido que había hecho bien al traer a Heechul hasta aquí.

Por su parte Heechul, el haber escuchado el pasado de Yesung, le dio esperanza de que en el futuro el también se sintiera como estar en casa y no en un país extraño. Porque el hogar lo hacen las personas y él estaba con la persona correcta.

Ambos fueron abrazados y reconfortados por Yesung, aliviando por completo la tensión en ellos; ya no estaban frente a una persona extraña. El cambio mostrado por Yesung hizo sentir mejor a Heechul que se encontraba un poco nervioso con el viaje y todo lo que se venía después. Papeleó, buscar donde alojarse, encontrarse con el hermano de Leeteuk y después buscar donde vivir.

- Todo el papeleo ha sido hecho, legalmente ustedes son ciudadanos canadienses. Nadie podrá decirles lo contrario, aquí están sus papeles. – Yesung les ofrecía los documentos. – y su matrimonio es válido.

- Entonces no tendremos problemas si deseamos buscar empleo, ¿si nos piden referencias? – preguntó Heechul un poco preocupado.

- Nada de eso, los documentos dicen que tienen 5 años de residencia, eso en cualquier lugar para solicitar trabajo es suficiente. – detrás del escritorio, Yesung los miraba a ambos calmado, pues sabia todas las dudas que debían estar pasando por su cabeza. – y si ésa es su preocupación, si nos dan unos días… podremos ayudarlos a conseguir empleo.

- ¡Oh! Eso sería de mucha ayuda. – intervino Heechul.

- No sería un gran empleo, algo normal pero que los mantendría cómodamente mientras ustedes se adaptan y van en busca de algo más. - le sugirió Yesung.

- Lo entendemos muy bien, además… - Siwon tomó la mano de Heechul entre la suya. – no queremos llamar mucho la atención, tenemos que adaptarnos bien primero, y con lo que tenemos en las cuentas es más que suficiente para vivir bien.
- Bien, entonces así le haremos.

- Gracias por todo, por traernos hasta aquí. – dijo Siwon levantándose de su lugar. – Pero debemos irnos, aún debemos buscar dónde alojarnos, pues no veremos a Lee Hyukjae hasta dentro de algunos días. – Heechul también se levantó de su asiento.

- Es cierto, pero qué distraído soy. El sr Lee vino unos días antes y dejó ésto. – Yesung le entregó un sobre amarillo a Siwon.

El sobre contenía dos boletos de avión y una carta, misma que Siwon se dispuso a leer pues no comprendía nada.


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Queridos Siwon y Heechul,

Disculpen la informalidad, pero mi esposo Donghae me ha persuadido de que así debe ser, pues de ahora en más seremos hermanos, familia. Además que no pude negarme porque si lo hacía me haría merecedor de un castigo de abstinencia, ya se ha molestado porque les cuento todo esto.

En fin, pasemos a lo importante. Ustedes están recién casados, debido a la premura de su partida entendemos que la ceremonia fuera rápida y pequeña. Pero lo que mi Fishy no entiende, es por qué tienen que privarse de la luna de miel.

“No pueden llamarse recién casados si no han vivido su luna de miel”… eso ha dicho mi Fishy.

Como verán hay dos boletos de avión de ida y vuelta, cuatro días para que disfruten de las cataratas del Niágara en el mejor hotel, se lo merecen. Por gastos no se preocupen que ya está todo pagado… Es un regalo de nuestra parte. Por favor disfrútenlo, ya que no aceptaremos devoluciones.

Los estaremos esperando de regreso con una sorpresa más, por favor no se preocupen por nada y desatiéndanse de todo, mi Fishy y yo nos encargaremos, para eso somos familia.

Sus hermanos,

Lee Hyukjae y Donghae.

P.D. Disfruten su luna de miel y ámense, quizás al volver nos den la noticia que seremos tíos.



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Era un grandioso gesto por parte del medio hermano de Leeteuk. Que los llamaran con tanta familiaridad hermanos conmovió a Heechul, pues le hizo recordar a sus verdaderos hermanos. Aún era muy pronto para poder aceptar que los tenía, pero debía mantenerse lejos de ellos por un tiempo.

Y Siwon, estaba agradecido, claro que lo estaba, pero… aquella última frase le hizo recordar la tragedia que ocultaba a su ahora esposo. Obviamente los Lee ignoraban todo aquello, pues Leeteuk guradaba su secreto. Cómo le diría a Heechul, aún no tenía pensado cómo ni cuándo. Pero de una cosa sí estaba seguro, le haría feliz hasta ese momento.

- Ya tenemos las maletas hechas. – dijo Siwon esperando la respuesta de Heechul.

- Ni en mis sueños más locos imaginé conocer las cataratas del Niagara. – Heechul sonreía ilusionado. – Me gusta la idea que sea contigo que las conozca.

- Vayamos entonces. – ambos estuvieron de acuerdo.

El viaje les haría bien para relajarse, estar de Luna de Miel seria como estar de viaje en aquel país como cualquier pareja de recién casados, sin tener que pensar en casa, trabajo y todo eso en lo que se tenían que preocupar ahora.

Agradecidos, se despidieron de Yesung, estaban seguros que no sería la última vez que se verían. Y en un auto de la embajada, fueron dirigidos de nuevo al aeropuerto; un corto viaje y luego comenzarían su luna de miel.


***


El viaje en avión esta vez fue más corto, cuando el avión aterrizó en el aeropuerto, recién amanecía. Un auto con chofer los llevó hasta su hotel, Siwon y Heechul dieron cuenta que era verdad lo que Hyukjae decía en su carta; todo estaba pagado y organizado para que no tuvieran que preocuparse.

Bastaba que expresaran sus deseos para que en seguida los realizaran, pues en el hotel tenían órdenes expresas de complacerles. El chofer estaba a su disposición las 24 horas del día, llevándolos a donde ellos quisieran.

Después de registrarse ambos se encontraban en una de las suites más hermosas de la que se hubieran imaginado. Leeteuk había escogido una con vista a las cataratas, todo en ella era blanco, los muebles, los sillones, el baño; que en contraste con las rosas rojas que adornaban aquella habitación daba la impresión que era muy lujosa.

Heechul rió al darse cuenta que hasta en eso estaba el toque de Teukie.

- ¡Qué hermoso! – exclamó Heechul, conforme recorría las habitaciones.

- A mi también me ha gustado. – afirmó Siwon.

Haciéndose a un lado para dejar pasar a un Heechul emocionado que se dirigía hasta el balcón.

- Ésto es una maravilla, mira Simba. – Heechul gritaba desde el balcón, al fondo el estruendo de las cataratas.

- Podríamos dar un pequeño paseo, llegamos a muy buena hora. Según me dijo el chofer, los mejores momentos son por la mañana y al atardecer. – sugirió Siwon. – desayunemos algo y vamos de paseo.

Y diciendo ésto, Siwon desapareció dentro de la suite. Heechul suspiró algo decepcionado, su idea de comenzar su luna de miel no era precisamente el salir a primera hora de su habitación. Volvió a suspirar contemplando las cataratas, ése lugar le daba mucha tranquilidad y ahora mismo la necesitaba.

Echó un último vistazo al paisaje que se le presentaba y entró cerrando las puertas tras de sí. La habitación era cálida, estaba maravillado por su luminosidad, la paz que transmitía y la embriagadora sensación de estar lejos del mundo. Estaba ahí con Siwon, su ahora esposo, en aquel lugar tan mágico y no se estaba sintiendo muy feliz.

Entendía que estando en el hospital no tuvieran intimidad pues se encontraba convaleciente. Pero cuando fue dado de alta, Siwon se negó a tocarlo diciéndole que esperaría hasta que estuvieran casados y ahora que estaban casados… parecía que huía del tema.

Y antes que pudiera pensar en más, Siwon hizo su aparición. Estaba guapísimo con aquellos pantalones gris en pana, un jersey vino en cuello alto que traía arremangado dejándole ver la musculatura de sus brazos, y en una de sus manos llevaba un abrigo negro con el cual se disponía a salir.

- Ve por tu abrigo Rella, bajaremos a comer. – Siwon dio un beso corto a Heechul.

- Está bien. – se limitó a contestar.

Dos horas después de una deliciosa comida, una botella de vino y una entretenida conversación sobre lo poco que Siwon conocía de la ciudad en la que se encontraban; se encontraban caminando hacia uno de los miradores donde observarían las cataratas.

Cuando casi se acercaban y podían escuchar el agua caer, hasta que llegaron a la orilla del mirador. La vista era maravillosa, la sensación del viento en sus rostros los llenó de una ola de nuevas energías y bienestar. Muchas parejas que se encontraban ahí parecían estar en la misma situación que ellos, recién casados; se les notaba en la manera cariñosa de su trato.

Entonces Siwon, rodeó por detrás la cintura de Heechul y lo atrajo hacia él, descansando su rostro en el hombro. Heechul abrazó las manos de Siwon y así permanecieron en silencio, disfrutando del paisaje y el aire fresco.

Pero a Heechul una duda le inquietaba, sabía que era absurdo pero, recordarla le hizo tensarse. Como si Siwon hubiera sentido en sus brazos el cambio de humor de Heechul, lo giro hacia él y lo miro a los ojos.

- ¿Qué sucede hermoso? – le preguntó.

- Bésame, Simba. – en sus labios se dibujaba una sonrisa a la cual Siwon no podría resistirse. – quiero que me beses.

- Sabes… - Heechul esperaba impaciente por su respuesta. – tus deseos son órdenes para mí.

La boca de Siwon se posó sobre la de Heechul, quien le exigía mayor profundidad, aumentó un poco más la presión logrando hacerlo gemir de placer y una vez más, hacerlo derretirse por dentro. Después de un rato abrazados y de una larga ronda de besos, Heechul levantó su mirada.

- Simba, vayamos al hotel. – murmuró con voz ronca de deseo.

- Sí.

Esta vez Siwon no se negó, pues lo deseaba tanto como él, lo tomó de la mano y comenzaron a caminar de regreso. De repente, Siwon se sintió ligero, liberado, como si por fin pudiera respirar. Había estado tenso todo este tiempo, preocupándose por Heechul, el viaje, el secreto que pesaba sobre él y había pasado por alto las necesidades de éste, las de él mismo.

Y como si Heechul adivinara sus pensamientos, soltó su mano y se abrazó a él.

- Dejemos los recuerdos, ¿de acuerdo Simba? Estamos aquí y ahora, eso es lo único que debe importarnos. El pasado no me importa y el futuro es menos incierto si te tengo a mi lado.

Siwon comprendió exactamente lo que le había querido decir y asintió, deslizando sus brazos por la cintura de Heechul.

- Tienes razón, aquí y ahora. – afirmó Siwon.

Era momento de disfrutar su nueva vida y este viaje inesperado que se les presentaba.


C o n t i n u a r a . . .

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